Principio de Causalidad

Aprender y conocer el principio de causalidad antes no suponía una tarea fácil. Pero con el paso del tiempo, y a medida que se ha hecho más sencillo el acceso a la información. Cada vez son más las personas que, interesadas en algún campo de estudio, conocen, profundizan e innovan acerca de conceptos, ideas y teorías.

Desde tiempos inmemorables, los más grandes pensadores de la historia han buscado comprender el sentido de la vida, cómo funciona el mundo, las plantas, animales, los misterios en las profundidades de los mares. Incluso el raciocinio de los humanos, de qué manera pensamos, y los efectos de las ideas.

Gracias a esa insaciable sed de conocimiento, hemos sido capaces de comprender y crear el mundo tal y como lo conocemos. Las distintas ramas de estudio que ofrecen muchas universidades son campos abiertos para grandes galerías de teorías donde transitan y profundizan y colocan en balanzas las ideas.

 

Principio de causalidad

Entre toda esta universalidad de objetos, ideas y pensamientos que pueden ser objeto de estudio y que datan de muchísimo tiempo, se encuentra el principio de causalidad.

Este término ha evolucionado con el pasar del tiempo, adaptándose a varias ramas científicas. Para asegurar el entendimiento de la mejor manera posible este principio, deberías partir desde la correlación que guardan los términos que lo conforman.

  • Por una parte, tienes principio, lo cual, no es más que el punto en el que nace, parte o surge una cosa.
  • Por la otra, tienes causalidad, término referente a las consecuencias, es decir, causas y efectos.

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En este sentido y en términos generales y sencillos, este principio indica que toda causa tiene su efecto. Sin embargo, esa idea corta y sencilla se ha ido expandiendo grandemente a través de todas y cada una de las ramas de la ciencia. Siendo utilizada principalmente por la física, la estadística y la filosofía.

 

Física

Los científicos basan sus años de profesión en intentar controlar los resultados de sus experimentos. Suponer que, si realizan una o varias acciones, estas terminan en un resultado en específico.

 

Galileo y Riccioli

Esta rama de la ciencia es, junto a la filosofía, la que mayor campo tiene a la hora de ofrecer una explicación sobre la teoría de la causalidad.

Galileo, por ejemplo, empeñó buena parte de su tiempo en arrojar cosas desde la torre de pisa. Gracias a ello, logró demostrar que el período de descenso de un objeto no dependía propiamente de la masa de dicho objeto, puesto que el roce con el aire podía frenar la caída del mismo.

Incluso, Giovanni Battista Riccioli, buscó de todas las formas, demostrar que Galileo estaba equivocado, o incluso demostrar que no había realizado el experimento… al menos no de forma correcta.

Sin embargo, después de varios experimentos, terminó confirmado la ley de Galileo. El por qué, aún no se sabía exactamente, hasta que apareció Isaac Newton.

 

Física clásica

La importancia e influencia de Sir Isaac, fue lo suficientemente alta como para que a la física clásica (previa a la aparición de la mecánica cuántica), fuera denominada también como física newtoniana.

Durante esta época o bajo estos preceptos, se tenía al termino de fuerza, como un elemento con naturaleza causal. Esto, respaldado y conjugado con la primera ley de Newton, el cual señala la inercia de un cuerpo no sometido a fuerza alguna.

Es así como tiene al elemento de la fuerza como una causa, y el movimiento no inercial de un cuerpo como su el efecto causado.

 

Mecánica cuántica y física relativista

La mecánica cuántica y la física relativista, se han posicionado, a lo largo de los siglos XX y XXI, como los marcos conceptuales que predominan en la física.

Sin embargo, en estos ámbitos de la física, el principio de la causalidad ha sido cuestionado constantemente. Científicos pertenecientes a la Universidad de Viena, lograron comprobar que un proceso cuántico no necesita el orden causal que supone este principio.

Esto se traduce en que en estado de superposición, fotones o partículas de luz no obedecen a la ley de causa y efecto. La superposición se muestra como un concepto fundamental dentro del mundo de la mecánica cuántica, por cuanto mantiene que un sistema físico (un fotón, por ejemplo) puede existir en varios estados y lugares a la vez sin obedecer la ley de causa y efecto, observando un “desorden causal” en uno de los experimentos realizados en un proceso cuántico.

Para este proceso, los austriacos se han inspirado en la superposición de estados ideado por Schrödinger en el año 1935 (el famoso gato de Schrödinger) y utilizando un instrumento matemático denominado “testigo causal”.

 

Teoría de la relatividad

Por su parte, en la física relativista, junto con la teoría de la relatividad espacial de Albert Einsten, la causalidad como concepto, se ha mantenido en esta disciplina moderna, a pesar de provenir de la física clásica, donde otros conceptos tales como la relatividad del tiempo y el de simultaneidad no sean aplicables la disciplina clásica.

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Dentro de este ámbito, la gran innovación era la variante a las propuestas Pierre-Simon Laplace (quien establecía que, ante cualquier acontecimiento, podía obtenerse un resultado capaz de ser predecible), para poder demostrar que, ante una causa, el efecto, es un cono de luz de posibilidades, desligándose la unión de la causa a un efecto determinado o predecible y llevándolo básicamente a una cantidad de posibilidades.

 

Filosofía

Los grandes pensadores que reflexionan acerca de la moral, la belleza, la verdad, la mente y el conocimiento, también han invertido su esfuerzo en tratar de desglosar lo que el principio de la causalidad implica en este ámbito.

Desde Aristóteles, con su teoría de las causas, pasando por Hume, Kant o Francis Bacon, hasta el principio de causalidad que demuestra la existencia de Dios en cinco vías de Tomás. Cada uno ha tenido su perspectiva y aporte importante acerca de este término que se ha ido expandiendo a otras ramas de la ciencia.

En este ámbito, el principio de la causalidad ha sido utilizado, mayormente, como uno de los pilares fundamentales del entendimiento.

En términos empleados por Hume, la causal ha formado parte de una conexión necesaria entre la causa y el efecto. De modo que, conociendo la causa, puede deducirse el efecto que tendrá y viceversa, por lo que la razón en condiciones de deducir la causa que lo produce.

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Sin embargo, este convencimiento proviene también de la experiencia, manteniendo que la causalidad es el resultado de la costumbre, puesto que, sin el vínculo entre la percepción y las sensaciones, el principio no tendría valor alguno sobre la razón, existiendo así, una conexión necesaria entre la experiencia y la razón, pudiendo aplicarlo solo a aquellos objetos cuya sucesión hemos observado y no a hechos futuros.

Para Kant, sucede absolutamente lo contrario a lo establecido por Humes. Para el alemán, la causalidad es inherente a la razón humana y, por ende, anterior a la experiencia.

Dicho de algún otro modo, Kant indica que la razón dicta sus leyes a la naturaleza, hay un supuesto previo que hace posible el conocimiento. En este sentido, entiende que los organismos son causas y efectos de sí mismos, son el resultado de una causa que precede al efecto y de un efecto que precede a la causa.

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